Haciendo visible lo invisible
En nuestra cultura moderna donde para muchos ver es creer, ¿cómo sabemos que lo que dicen las sagas y los practicantes de energía acerca del poder del sonido es verdad? ¿Hay evidencias que la vibración y el sonido pueden afectar la materia, interactuar con nuestras moléculas y estimular la curación? Y en ese caso, ¿podemos nosotros medir sus efectos?
En el siglo dieciocho, el científico alemán y músico Ernst Chladni, conocido como el padre de la acústica, dio un paso hacia contestar estas interrogantes. Él demostró, en simples y sencillos experimentos visuales, que el sonido afecta la materia.
Cuando él tomó un arco de violín alrededor del borde de una placa cubierta con arena fina, la arena formó varios patrones geométricos, como se muestra abajo.
Otro pionero en esta arena fue el Dr. Hans Jenny. Suizo, doctor en medicina y científico, Dr. Jenny comprendió la importancia de la vibración y el sonido, y partió para estudiarlos de un único ángulo.
Sus fascinantes experimentos en el estudio de fenómenos de ondas que él llamó cimática – cymatics (del kyma griego, significando “la onda”), nos proporciona nada menos de cuadros de cómo el sonido influencia la materia.
En los años sesenta, el Dr. Jenny puso arena, fluido y polvos sobre platos de metal, que él hizo vibrar con un generador especial de frecuencia y una bocina. Sus experimentos produjeron bonitos e intrincados patrones que eran únicos para cada vibración individual (vea las fotografías debajo). Es más, estos patrones variantes permanecieron intactos mientras el sonido pulsaba a través de la sustancia. Si se detenía el sonido, el patrón colapsaba.
Para muchos, estos experimentos muestran que el sonido puede, de hecho, alterar formas, que diferentes frecuencias producen diferentes resultados, y ese sonido realmente crea y mantiene la forma.
Aunque es mejor conocido por sus estupendas imágenes de cimática, el Dr. Jenny también era artista y músico, así como filósofo, historiador y científico físico. Quizás más importante, él era un estudiante serio de las maneras de la naturaleza con los poderes perspicaces de observación.
Ya fuera el ciclo de las estaciones, las plumas de un pájaro, una gota de lluvia, la formación de patrones climáticos, montañas u ondas – o aún la poesía, la tabla periódica, música o sistemas sociales – el Dr. Jenny vio un subyacente tema unificador: patrones de ondas, producidos por vibración.
“Dondequiera que vemos, podemos describir lo que vemos en términos de periodicidades y ritmos,” escribió. “Cuando la naturaleza crea algo, cualquier cosa que crea en este estilo periódico.” 1
Para él, todo reflejaba inherentes patrones de vibración, involucrando número, proporción y simetría—lo que él llamó el “principio armónico.”
El Dr. Jenny animó a continuar la investigación del fenómeno de ondas. El propósito de tales estudios, explicó, era “escuchar” los sistemas de la Naturaleza.
“Lo que queremos hacer es, que aprendamos a ‘escuchar’ los procesos que florecen en las flores, a ‘escuchar’ la embriología en sus manifestaciones y aprehender el proceso de interiorizar,”